Discutir la relación es un episodio de lo más común en la vida en pareja. Pero antes de emprender esa charla -tan temida por algunos- se impone un análisis individual para que cada uno de los integrantes de la pareja aclare las expectativas que tiene en relación a la otra persona, y pueda prever las perspectivas que tiene la relación.
-Haga una retrospectiva de la relación que tiene con su pareja e identifique desde cuándo las cosas no van bien. ¿Cuáles son los acontecimientos que han perjudicado la relación?
-¿Cómo eran las cosas antes y como son ahora que los roces y el desgaste pasaron a ser temas cotidianos?
-¿Cómo maneja usted las situaciones conflictivas? ¿Le cuesta mucho lidiar con ellas?
-¿Cuáles fueron, en detalle, las dificultades que usted enfrentó con su pareja desde entonces? ¿Cuáles son sus cualidades?
-¿Cómo se siente en relación a los incidentes que han tenido? ¿Cómo está su autoimagen desde entonces? ¿Cómo se siente en relación a o sucedido? ¿Cómo está su autoimagen desde entonces? ¿Cuál es su autocrítica al respecto?
-¿Cómo imagina su relación a futuro?
-Recuerde siempre que sus elaboraciones no tienen por qué coincidir con las de su pareja. Por eso es bueno respetar los puntos de vista y con esa premisa iniciar el diálogo. Evite las faltas de respeto, y recuerde que éstas provocan un estrés emocional que desestabiliza la capacidad de nuestro cerebro para razonar, respondiendo más bien a la lógica del ataque y defensa.
Consejos para un diálogo productivo
-Elija hora y lugar adecuados.
-Sea objetivo, sin juzgar ni emitir juicios, apenas expresando sus sentimientos y deseos de forma concreta. Describa lo que sucede sin emitir juicios de valor recordando que sus sentimienos son sólo suyos, y por eso no son objetivos. La meta es que cada uno termine entendiendo lo que siente el otro.
-Para referirse a otro llámelo por su nombre, mantenga un tono de voz comprensible, y privilegiando la razón antes que las emociones, al menos a la hora de plantear lo que usted piensa.
Ejemplo de lo que no se debe decir: "¿cuántas veces te dije que no dejaras la toalla mojada encima de la cama? O estás sordo, o lo que te digo no te importa".
Mejor diga: "Ya te dije varias veces que no quiero que dejes la toalla mojada encima de la cama, pero igual la siguen dejando. La verdad eso me molesta y me duele, y yo necesito sentir que puedo contar contigo".
Al principio puede parecer difícil, pero la comunicación también es una habilidad que debe ser desarrollada. Con el tiempo usted se sentirá más confiado y mejor, y podrá disfrutar de lo mejor de una relación sin el desgaste que generan las discusiones.
-Haga una retrospectiva de la relación que tiene con su pareja e identifique desde cuándo las cosas no van bien. ¿Cuáles son los acontecimientos que han perjudicado la relación?
-¿Cómo eran las cosas antes y como son ahora que los roces y el desgaste pasaron a ser temas cotidianos?
-¿Cómo maneja usted las situaciones conflictivas? ¿Le cuesta mucho lidiar con ellas?
-¿Cuáles fueron, en detalle, las dificultades que usted enfrentó con su pareja desde entonces? ¿Cuáles son sus cualidades?
-¿Cómo se siente en relación a los incidentes que han tenido? ¿Cómo está su autoimagen desde entonces? ¿Cómo se siente en relación a o sucedido? ¿Cómo está su autoimagen desde entonces? ¿Cuál es su autocrítica al respecto?
-¿Cómo imagina su relación a futuro?
-Recuerde siempre que sus elaboraciones no tienen por qué coincidir con las de su pareja. Por eso es bueno respetar los puntos de vista y con esa premisa iniciar el diálogo. Evite las faltas de respeto, y recuerde que éstas provocan un estrés emocional que desestabiliza la capacidad de nuestro cerebro para razonar, respondiendo más bien a la lógica del ataque y defensa.
Consejos para un diálogo productivo
-Elija hora y lugar adecuados.
-Sea objetivo, sin juzgar ni emitir juicios, apenas expresando sus sentimientos y deseos de forma concreta. Describa lo que sucede sin emitir juicios de valor recordando que sus sentimienos son sólo suyos, y por eso no son objetivos. La meta es que cada uno termine entendiendo lo que siente el otro.
-Para referirse a otro llámelo por su nombre, mantenga un tono de voz comprensible, y privilegiando la razón antes que las emociones, al menos a la hora de plantear lo que usted piensa.
Ejemplo de lo que no se debe decir: "¿cuántas veces te dije que no dejaras la toalla mojada encima de la cama? O estás sordo, o lo que te digo no te importa".
Mejor diga: "Ya te dije varias veces que no quiero que dejes la toalla mojada encima de la cama, pero igual la siguen dejando. La verdad eso me molesta y me duele, y yo necesito sentir que puedo contar contigo".
Al principio puede parecer difícil, pero la comunicación también es una habilidad que debe ser desarrollada. Con el tiempo usted se sentirá más confiado y mejor, y podrá disfrutar de lo mejor de una relación sin el desgaste que generan las discusiones.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario