miércoles, junio 4

Amor en los rieles


Navegando una noche por la red, encontré un artículo sobre las historias de amor fugaces que surgen en el metro de París... Uno podría pensar que aquí tal cosa no sucede, pero un par de amigos míos se conocieron "casualmente" en el transporte de la universidad... así que quien sabe, tal vez en el metro de tu ciudad también ocurran historias como estas....

Un estudio de la Autoridad de Transporte de París reveló que el 80% de los mensajes publicados en páginas de internet sobre “corazones solitarios” provienen de encuentros inesperados en los subtes de la ciudad de la luz, y por qué no también del amor. En esos mensajes, hombres y mujeres de entre 18 y 25 años, plasman su ilusión de encontrar a aquellos amantes efímeros que conocieron en un viaje. Viaje donde la relación no fue más allá de insinuaciones románticas como intercambio de miradas, guiños o coqueteos sutiles. En el análisis de 600 mensajes de internet, el informe develó que los enamoradizos buscan reencontrarse con el otro que de manera fortuita conocieron en la Gare du Norde, o en la línea azul que termina en la estación Porte Dauphine.


Según el estudio L'Amour Mobile, publicado por BBCmundo, en la oscuridad de los túneles de París, “la proximidad física de los pasajeros crea una tensión romántica del tal calibre, que un guiño, una mirada, la señal más insignificante se convierten en una "experiencia extraordinaria".¿El mejor lugar para la seducción? Los asientos plegables cercanos a la puertas. "El Metro no es el desierto emocional, el vacío social que a veces creemos que es" dice George Amar, director del Departamento de Concepción e Innovación de la Autoridad de Transporte de París.


Otras investigaciones fuera de París parecen sustentar la reciente teoría. Investigadores de asuntos del corazón parecen pensar que lo mismo ocurre en otros medios de transporte subterráneos: Londres, Madrid, Moscú.


Algunos de los mensajes:

"Yo estaba comiendo un baguette y tú una mandarina. Nos sonreímos el uno al otro. Cuando te bajaste en la estación Ledru-Rollin, volteaste y me sonreíste por una última vez".


"Era lunes 29 de enero. Nos subimos en la estación Bibliotèque. Yo leía un libro. Nos miramos dos veces. No es mucho, pero fue intenso y placentero. Me hizo querer verte de nuevo"

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